Qué pesar es dejar ir. 

Evitar decir "te quiero" "te extraño" porque hacerlo es dolor seguro para el otro. Y sería más egoísta que guardarlo para mí.

Me pregunto hasta que punto hablarte cotidianamente es también herirte. Porque sé que es herirme a mí, pero ignoro la profundidad. 

¿Hasta que punto me acostumbro a esta nueva cotidianidad? Mis heridas se sientes más acompañadas junto a las tuyas. 

Estamos tristes separados pero, de forma retorcida, vamos de la mano y eso me reconforta. Así como usar tu pijama y esperar que tu olor se quede ahí...


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